Para minimizar los riesgos de la salud, la cantidad óptima de alcohol que alguien debería consumir es ninguna. Esa es la sencilla y sorprendente conclusión a la que ha llegado un masivo estudio, escrito por 512 investigadores de 243 instituciones, y que fue publicado recientemente en la revista The Lancet.

Los investigadores construyeron una base de datos de más de mil estudios de alcohol y fuentes de datos, así como de registros de muerte y discapacidad de 195 países y territorios entre 1990 y 2016. El objetivo era estimar cómo el alcohol afecta el riesgo de padecer 23 problemas de salud. El número que se obtuvo al final fue cero. Algo más que eso estaba asociado con los riesgos para la salud.

"Lo que se ha subestimado, lo que es sorprendente, es que ninguna cantidad de bebida es buena para ti", señaló Emmanuela Gakidou, profesora de salud en la Universidad de Washington y autora principal del informe.

"La gente ya no debería pensar que beber una o dos copas al día es bueno para ti. Lo mejor para ti es no beber nada en absoluto", señaló.

El informe encontró que 2.8 millones de personas en todo el mundo murieron en 2016 por causas relacionadas con el alcohol, que es aproximadamente la misma proporcionalmente que los 2 millones que murieron en 1990. Para las personas de entre 15 y 49 años, el alcohol es el principal factor de riesgo para experimentar un resultado negativo en la salud.

Este es un informe aleccionador para los aproximadamente 2.000 millones de seres humanos que beben alcohol. El informe desafía la controvertida hipótesis de que el consumo moderado de alcohol proporciona un claro beneficio para la salud. Esa idea se afianzó en la década de los noventa después de las noticias sobre la "paradoja francesa": los franceses tienen tasas relativamente bajas de enfermedades cardíacas a pesar de tener una dieta rica en grasas. Algunos investigadores señalaron al consumo de vino tinto como un potencial protector entre los franceses.

Numerosos estudios revisados por otros compañeros encontraron pruebas de que las personas que toman una copa o dos al día tienen menos probabilidades de tener una enfermedad cardíaca que las personas que se abstienen o beben en exceso.

Pero el nuevo estudio, si bien señala los menores riesgos de enfermedad cardíaca por el consumo moderado, así como una disminución en la tasa de diabetes en las mujeres, descubrió que muchos otros riesgos para la salud compensan y anulan los beneficios para la salud. Eso incluye el riesgo de cáncer de mama, cáncer de laringe, accidentes cerebrovasculares, cirrosis, tuberculosis, violencia interpersonal, autolesiones y accidentes de transporte.

"La evidencia científica actual y emergente no sugiere que haya beneficios generales para la salud con un consumo moderado", comenta Robert Brewer, que dirige el programa de alcohol en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) y que no participó en la nueva investigación. Señaló que los estudios sobre el alcohol han sido perseguidos por "factores de confusión", factores que crean una impresión engañosa de causa y efecto.

"Las personas que informan que beben con moderación tienden a ser muy diferentes de las personas que no beben en absoluto. Tienden a ser una población más saludable, tienden a hacer más ejercicio, tienden a ser más ricos, tienden a tener más acceso al cuidado de la salud", agregó Brewer.

Los Institutos Nacionales de Salud habían auspiciado un ensayo clínico masivo, en gran medida financiado por la industria del alcohol a través de fondos otorgados a una fundación sin fines de lucro, con el objetivo de probar la hipótesis del consumo moderado. Un artículo de The New York Times de marzo reveló que los investigadores habían estado en comunicación con representantes de la industria del alcohol, y una investigación posterior del NIH concluyó que el diseño del estudio era defectuoso.

El autor principal Max Griswold de la Universidad de Washington apostilló que este nuevo informe es el mayor estudio sobre el alcohol realizado hasta la fecha.

Sigue a otro análisis menos radical sobre el alcohol y la mortalidad publicado en The Lancet en abril. El primero sugirió que las tasas de mortalidad comienzan a aumentar cuando las personas beben más de 100 gramos de alcohol puro (más o menos lo que hay en siete cervezas estándar) por semana.

Los bebedores pueden estar tranquilos por el hecho de que el nuevo informe de The Lancet se enfoca no en individuos sino en poblaciones. Estima los riesgos de enfermedades y discapacidades relacionadas con el alcohol por cada 100.000 personas en función del consumo de alcohol. Los autores no sugieren que exista un peligro significativo al tomar un sorbo de alcohol. Los riesgos aumentan drásticamente con el consumo excesivo de alcohol.

Las pautas dietéticas de Estados Unidos definen el consumo de bajo riesgo como una bebida al día para las mujeres y dos al día para los hombres (y ninguna para las personas menores de 21 años o las mujeres embarazadas). Brewer, de los CDC, comentó que si la gente se apega a las directrices, "el riesgo de daños en todos los ámbitos será bajo. No va a ser cero. Pero va a ser cero".

Gakidou se hizo eco de eso.

"Una bebida al día supone un riesgo muy pequeño. Se incrementa cuando se consumen dos bebidas al día. Todo depende de todos los demás factores de riesgo que tenga la persona", indicó. "Para un individuo, tomar una copa al día no puede lastimarle".

A través de un correo electrónico, ella dijo que con una bebida al día, el riesgo de una persona de desarrollar una de las 23 condiciones asociadas al alcohol aumenta en un 0.5 por ciento, "un pequeño aumento en el riesgo". Con dos bebidas al día, el riesgo es un siete por ciento más alto. Con cinco bebidas al día, es un 37 por ciento más alto.

Los autores del informe sugieren que los funcionarios de salud pública de todo el planeta deben prestar más atención al alcohol. Cualquier reducción en el consumo promedio en una población debería producir un beneficio para la salud.

Los funcionarios de salud de Estados Unidos han destacado el problema de las borracheras y han dicho que los legisladores deberían considerar varias acciones, que incluyen impuestos sobre el alcohol y límites a los minoristas de bebidas alcohólicas.

"El consumo de alcohol es muy sensible al precio", expresó Brewer.

El Reino Unido ya está realizando una especie de experimento, fijando un precio mínimo para cada unidad de alcohol vendida en Escocia. Se planea un mínimo similar para Irlanda del Norte y Gales. Inglaterra no tendrá un mínimo. Creen que pronto verán una divergencia en los resultados de salud para demostrar que el modelo escocés da sus frutos, según un comentario publicado en The Lancet.

"Tenemos que cambiar los precios. Es desproporcionadamente barato", advirtió David Nutt, profesor del Imperial College de Londres que revisó el informe de The Lancet pero que no formó parte del equipo de investigación. "Tenemos que deshacernos del alcohol barato: las cervezas con descuento, los vinos…".

El nuevo informe contiene algunos números reveladores sobre el consumo de alcohol. En Dinamarca casi todo el mundo bebe: el 97 por ciento de los hombres y el 95 por ciento de las mujeres. Estados Unidos es relativamente moderado, con el 73 por ciento de los hombres y el 60 por ciento de las mujeres. Eso lo ubica en el lugar 51 y 47 a nivel mundial respectivamente para hombres y mujeres. Las estadísticas abarcan a personas de 15 años o más.

La nación que bebe más es Rumanía, donde los hombres, de media, consumen 8.2 copas al día. Lo sigue Portugal con 7.2. Luxemburgo, Lituania y Ucrania tienen una media de 7 entre los hombres.

Para las mujeres, el mayor consumo se da en Ucrania, con 4.2 bebidas, de media, seguido de Andorra, Luxemburgo, Bielorrusia y Suecia.

Por el contrario, varios países de mayoría musulmana informan que casi no consumen alcohol. El promedio de mujeres en Irán ronda el cero, registrándose 0.0003 bebidas al día, la tasa más baja a nivel mundial. El nivel más bajo para los hombres está en Pakistán, con un promedio de 0.0007 bebidas diarias.

Los estadounidenses deben tener en cuenta que este estudio utilizó una definición relativamente conservadora (o lo que alguien en un bar consideraría como una copa poco generosa) de una bebida: 10 gramos de alcohol puro. En Estados Unidos, una "bebida estándar" es de 14 gramos, casi la misma cantidad de alcohol que se encuentra en una cerveza estadounidense típica de 350 mililitros o en una copa de vino de mesa de 147 mililitros.

Los promedios sobre el consumo son elevados para los bebedores más pesados, según señala Griswold. El estudio no distinguió entre la cerveza, el vino o el licor.

Griswold dijo que todavía bebe alcohol, pero dijo: "No tanto después de este estudio".