Ocurrió tiempo atrás en Mendoza (Argentina) y es tan increíble como real. Esta vez, David le tendió una mano a Goliat y lo rescató de una incómoda situación de la que muchos hubiésemos creído que era imposible lograrlo.

Luego de varios intentos, la potencia de un Fiat 147 (y nobleza obliga la pericia de quien estaba al volante) retiró del barro a una Toyota Hilux. El final: besos al pequeño vehículo que se convirtió en héroe. 

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