Cuando comenzaste a salir con tu chico, no necesitaste ningún empujoncito para llevártelo a la cama porque el deseo sexual está en el aire. De hecho, hubiera sido necesario un regimiento de bomberos para sacarte de tan placentero lugar. El deseo masculino está en su máximo apogeo.

Y todo porque el cerebro de los amantes recién "estrenados" produce sustancias químicas muy especiales que les mantienen pegados el uno al otro cual lapas. Pero después de unos cuantos años de relación, dichos neurotransmisores se estabilizan, nuevas responsabilidades adquieren prioridad y entramos en la fase de un cómodo compromiso afectivo de dos personas que se quieren.

El deseo sexual en vuestra relación aún continúa siendo físico, sólo que ahora pasáis más tiempo acurrucados ante la tele que retozando entre las sábanas. Pero aunque esas sesiones de sofá den una envidiable imagen de unidad y complicidad, pueden proporcionar una impresión falsa acerca de la buena salud de la que goza vuestra unión.

Esta es una situación muy común que se repite en la mayoría de las parejas que aún continúan teniendo deseo sexual y que algunos terapeutas denominan "el abrazo tramposo". La explicación viene a ser que tú te encuentras a gusto con esta intimidad relajada y crees que él siente lo mismo.

Después de todo, apenas se queja y el deseo sexual y el sexo todavía es bueno(cuando lo practicáis). Sin embargo, el varón está programado para procurarse sexo de forma regular, "pasando" de los sentimientos. Consiguientemente, no dejará entrever su frustración por miedo a que le cierres el grifo. Y cuanto más dure la situación, mayor probabilidad tiene un chico de buscarse su particular entretenimiento sustitutivo del sexo en pareja.

A saber: ver porno, masturbarse con más frecuencia, flirtear con otras mujeres y, en el peor de los escenarios, ser infiel. Pero no te asustes. Una vez que te hayas dado cuenta de lo que ocurre, puedes aplicar un tratamiento al deseo sexual de emergencia, reestablecer vínculos y dejar atrás los problemas. ¿Preparada? 

Oxiticina y Dopamina

La mujer cuenta con una hormona llamada oxitocina, que se activa mediante el tacto y es la culpable de establecer conexión con un individuo determinado. Cogerle de la mano o abrazarle basta para que te sientas bien y feliz. Los hombres, por el contrario, producen muy poca oxitocina (la función original de esta hormona es establecer vínculos, por eso se origina en grandes cantidades durante el nacimiento y la lactancia). De ahí que un buen abrazo apenas influya en su sistema nervioso.

Lo que controla el cerebro de los chicos y su deseo sexual no es otra cosa que la dopamina, una sustancia química encargada de incrementar el deseo sexual. Los niveles de dopamina (los suyos, pero también los tuyos) están en lo más alto cuando la relación empieza, lo que explicaría tal derroche de calores y sudores. Pero en cuanto llega la fase tranquila (dos o tres años después), la dopamina emprende su retirada. Y mientras las mujeres recurren a las reservas de oxitocina para sentirse satisfechas, los hombres buscan sexo regular para controlar los niveles de dopamina. 

Necesidades Sexuales

Desafortunadamente, muchas mujeres interpretan la necesidad que tienen los chicos de mantener relaciones sexuales como un "los hombres, siempre pensando en lo mismo". Pero el deseo masculino obedece a razones mucho más profundas. El sexo es uno de los recursos principales que tienen ellos para expresar sus emociones. De ahí que el racionamiento sexual de su deseo al que le sometes le lleve a pensar que la conexión entre vosotros se ha esfumado. Hablando en plata: cuando él pierde su principal estímulo, se siente excluido de la relación.

Para volver a recuperar la sintonía necesitas reconciliar sus necesidades sexuales con las tuyas. No hay números mágicos capaces de mantenerle contento, pero sí es cierto que la mayoría de los hombres jóvenes apreciarían hacer el amor tres o cuatro veces a la semana... como mínimo. Ahora haz cuentas y piensa. Si no te cuadran, considera que tal vez él esté buscando más acción (da igual las veces que os acurruquéis delante de la tele viendo CSI).

Como no te dirá claramente lo que le pasa, no pierdas de vista cualquier cambio en su comportamiento. Quizás intente más avances sexuales, pensado que si cuela, cuela. 

Busca el encuentro sexual

A pesar de todo lo anterior, no necesitas renunciar a esos achuchones que tanto mereces (son perfectamente compatibles con encuentros sexuales regulares). Sólo tienes que reinventar un poco la puesta en escena para aumentar el deseo sexual masculino.

Además, recientes investigaciones concluyen que los niveles de oxitocina suben y el estrés disminuye tras un abrazo de 20 segundos. Así que empieza con un abrazo intenso y después haz algo de forma espontánea, como empujarle hacia la pared, bajarle los pantalones y "atacarle". De esta forma, y hablando en lenguaje "hormonal", convertirás un momento oxitocina en otro dopamina. Dos pájaros de un tiro.

Prueba una posición sexual o postura kamasutra que os acerque particularmente y permita besos y contacto visual. El que los chicos no produzcan tanta oxitocina como las mujeres ni tan a menudo no significa que carezcan de ella. Ellos alimentan su oxitocina durante los juegos previos, la excitación y el orgasmo. Así que incluye en el lote caricias, masajes y estimulación corporal. Y, por supuesto, no olvides el "después de".

Cuando un hombre alcanza el orgasmo, sus niveles de oxitocina están en lo más alto, aunque deban competir con otras hormonas como la prolactina, que acentúa el deseo de dormir. Pero aquí viene lo bueno: no hay nada mejor para afianzar la conexión de pareja que dormirse abrazados tras el clímax.

Fuente: http://www.cosmohispano.com/amor-y-sexo/pareja/articulo/todo-sobre-el-deseo-sexual