Romper barreras es costoso. Y más en una institución tan jerárquica como el Ejército. Se debe lidiar con prejuicios machistas, duros entrenamientos y, como si fuera poco, atender muchas veces tareas de que los hombres "no se acostumbran" a hacer.

"Tenés que tener ayuda. Mi marido me ayuda mucho con el schedule. Trato de encontrar un balance entre todas las cosas: ser madre de tres hijos, cuidar de mis padres enfermos y ser comandante de soldados en el Comando Norte", aseguró a Infobae la Mayor Odelia Ziv, veterana de la Segunda Guerra del Líbano, que tuvo lugar entre el 12 de julio y el 14 de agosto 2006 entre el Ejército israelí y el brazo armado del grupo terrorista chiíta Hezbollah. El conflicto en el Líbano, en el norte de Israel y en los Altos del Golán buscaba deteriorar la capacidad militar de la organización chiíta para evitar los continuos lanzamientos de cohetes desde la frontera.

La Mayor Odelia Ziv 

En aquella ofensiva bélica, esta mujer de 34 años estuvo a cargo de las frecuencias radiales y la encriptación de mensajes de todo el Comando Norte cuando sólo tenía 25. Pero también se ocupó de la integridad física de los soldados israelíes. "Como yo vivía cerca, les lavaba la ropa ymuchos de ellos se quedaban a dormir en mi casa. A pesar de todas las dificultades, siento que mi participación en la guerra y la ayuda que les di a los combatientes forman parte de mi misión de defender a los ciudadanos de Israel", señaló.

"HEMOS ROTO EL TECHO DE CRISTAL PARA QUE LAS MUJERES LLEGUEN A LAS FILAS MÁS ALTAS DEL EJÉRCITO"

Su marido luchó en aquella guerra, por lo que no pudieron comunicarse durante un día y medio. Enfrascado en duros combates, Ziv temía por su vida. Esa fue, según ella, "una de las experiencias más difíciles".

Según las cifras oficiales, el papel femenino en el interior de las Fuerzas de Defensa es cada vez mayor: las mujeres representan el 33% de los jóvenes que realizan el servicio obligatorio; el 5% de los soldados de combate; y el 50% de los oficiales y profesionales que firmaron para quedarse en el Ejército. Además, hay 25 mujeres con rango de coronel y tres con el de general de brigada.

A los 31 años, la Mayor Moran Saada, encargada de educación profesional en la Dirección de Comunicación, es responsable de varios cursos en administración de sistemas cibernéticos. "La idea es ayudar a los nuevos soldados a mejorar sus habilidades informáticas", explicó en diálogo con Infobae.

La Mayor Moran Saada, de 31 años 

"Los cursos que doy son variados, en función de lo que Ejército necesita. Los soldados van para aprender nuevas tecnologías. Y esos cursos también los ayudan en la vida, en la universidad", agregó.

Saada destacó el importante rol de las mujeres en el Ejército. "Hay muchas oportunidades en casi todos los puestos, incluso en los de altos rangos", señaló.

"Creo que me quedan 15 años más en el Ejército. Estoy a mitad de camino. Es muy difícil lograr manejar la casa y mantener el puesto en el Ejército", manifestó.

Según Ziv, "hay una tendencia muy generalizada en el Ejército israelí de abrir tantas posiciones como sea posible para las mujeres con el objetivo de lograr la igualdad de oportunidades". "Y a medida que pasa el tiempo, se obtienen mejores puestos. Tenemos más combatientes mujeres, más funciones de combate abiertas a las mujeres. Hemos roto el techo de cristal para que las mujeres lleguen a las filas más altas del ejército y a los roles superiores", consideró.

"Desde la Segunda Guerra del Líbano hasta la actualidad, no hay duda de que el hecho de ser madre cambió algo en mí y me hizo ver las cosas desde una perspectiva diferente, especialmente con respecto al mando. La maternidad hace que uno se pregunte: 'Si esas fueran mis hijos, ¿cómo me gustaría que los tratasen?' Y de acuerdo a eso es que trato a mis soldados", concluyó Ziv.

 

Fuente: infobae.com