La mediana de las hermanas Kardashian fue conducida rápidamente al hospital tan pronto como aterrizó la aeronave, y durante el trayecto Kim no dejó de mostrar su preocupación por la posible relación entre las molestias que experimentaba y el estado de salud de su bebé, publica The New York Post. 

"Kim empezó a sentirse mareada en el avión que tomó en París y dijo que sentía fuertes dolores. Tan pronto como llegó a Los Ángeles, Kim comenzó a llamar a todos sus amigos antes de dirigirse rápidamente al hospital. Kim no paraba de llorar y temía que le hubiera pasado algo a su bebé, estaba muy afectada por lo ocurrido", reveló una fuente al citado periódico. 

Tras ser examinada por los ginecólogos del centro y comprobar que tanto la madre como el feto se encontraban en perfecto estado, Kim recibió el alta hospitalaria esa misma madrugada. Según fuentes de la institución médica, las molestias experimentadas por la mediática celebridad podrían deberse al exceso de trabajo y ejercicio físico que han caracterizado su rutina diaria desde que se confirmara su embarazo, una teoría que es respaldada por los propios allegados de la estrella que no pueden disimular su inquietud. 

"Kim no está respetando las reglas del embarazo y, en vez de guardar el reposo que siempre le han recomendado, ella ha decidido intensificar sus sesiones en el gimnasio y salir a correr incluso con más frecuencia. 

Kim tampoco ha parado de atender sus compromisos. Y la semana pasada la vimos de fiesta, luciendo sus curvas. 

Los constantes viajes en avión tampoco son nada recomendables, pero ella está decidida a seguir con su frenético ritmo de vida por el miedo que tiene a que se estropee su figura. Dice que teme que su culo se vuelva tan ancho como un sofá, y hasta ahora no se ha tomado en serio las órdenes del médico sobre la necesidad de relajar su estilo de vida", confesó una fuente cercana a la estrella.