El efecto estimulante de una taza de café es bien conocido por todos: disminuye el cansancio y activa el intelecto gracias a que contiene cafeína. De ahí que la acción farmacológica de este alcaloide ha sido ampliamente estudiada y discutida. Los estudios se han enfocado en las sustancias no volátiles extraídas por el vapor de agua y nunca se había investigado la acción que tienen sobre las funciones cerebrales, los componentes volátiles que se desprenden al tostar café.

Todos reconocemos ese olor al pasar por un expendio en donde están tostando el grano y que a la mayoría de la gente le agrada. Resulta que los científicos encontraron que las sustancias que se desprenden del café al tostarse activan la expresión de once genes específicos responsables de la producción de proteínas que tienen una actividad antioxidante y relajadora.

Hoy los investigadores se han enfocado en buscar las sustancias específicas que son responsables de activar la función cerebral. Ellos sugieren que estas podrían ser mezcladas con el aire en las fábricas y esto reduciría los efectos del cansancio de aquellos trabajadores que por el tipo de actividad que realizan, no pueden tomar café mientras trabajan.