El primer paso para ayudar a un niño abusado es aprender a conocer las señales de alerta. Cualquier niño, a cualquier edad, puede sufrir de distintos tipos de abusos que muchas veces se combinan: el descuido y la violencia suelen ocurrir a la vez. Amigos, vecinos, maestros, la comunidad deben prestar atención e intervenir pidiendo ayuda profesional. Cada día en los Estados Unidos, entre 4 y 8 niños mueren por abuso y negligencia. El ciclo se repite en el 30% de los casos: niños abusados se convierten en adultos abusadores. Hay que actuar. Una señal de alerta frecuente y la número uno: el niño tiene cambios inesperados y constantes de humor.

2. No recibe atención médica

Esta es una señal de alerta que un maestro o profesor de educación física puede observar, el niño tiene moretones, lastimaduras o dolores por los que no ha recibido atención. Incluso cuando ya se ha alertado a los padres. Si el niño siente un dolor o molestia persistente, hay que ver qué está pasando.

3. Tiene problemas académicos sin razón aparente

Muchas veces, el desempeño académico del niño maltratado o abusado comienza a empeorar, y los maestros se preguntan por qué. De repente, comienza a fallar en problemas de matemáticas que antes resolvía con facilidad o parece no comprender una explicación de historia porque no puede enfocar la atención.

4. Está en estado de alerta permanente

Personas cercanas al niño (adultos que por supuesto no son los abusadores) observan que está pendiente, alerta, como si algo malo fuera a suceder. También reacciona sobresaltándose ante un ruido imprevisto, o ante algún gesto simple, como el de una persona al hablar.

5. Pasa mucho tiempo sin la supervisión de un adulto

Muchos niños abusados pasan mucho tiempo solos. El padre o persona negligente o abusadora le presta poca atención, y suele dejarlo librado a su propia suerte en los momentos del día en que el menor no está en la escuela o en otra actividad.

6. El niño debe sobresalir o se vuelve súper responsable

Tal vez por su deseo de evitar el maltrato o el abuso, el niño trata de que no haya margen de error en ninguna de sus tareas diarias. Esto, además del trauma del abuso, agrega ansiedad, estrés y más depresión.

7. Llora, pero porque no quiere volver a casa

Lo opuesto a lo que habitualmente ocurre, el niño abusado no quiere volver a su casa. Esta resistencia suele durar más de lo común y es mucho mayor que una perreta. Si se le pregunta por qué, la reacción seguramente sea llorar más.

Padres que no merecen ser padres

En general, los padres abusadores muestran poco interés por los problemas de sus hijos, rara vez responden a llamados o pedidos de la escuela, no van a las conferencias con los maestros, o tardan en firmar los reportes de calificaciones u otras notificaciones.

La culpa es del hijo

Los padres abusadores suelen culpar a los hijos del maltrato. “Si fueras mejor hijo”, “Si te portaras bien”… “esto no estaría pasando”, es un discurso común en esta terrible narrativa. Detectar el maltrato puede ayudar a minimizar las consecuencias en lo que quede de la infancia y en la vida adulta.

8. El niño no puede sentarse o caminar

Esta es una de las alertas más significativas de abuso sexual. Sin una razón física aparente, como una caída o golpe practicando un deporte, el menor muestra dificultad para sentarse o levantarse, o camina despacio y con dificultad.

9. Se niega a participar de actividades físicas

El niño que está sufriendo abuso sexual siente vergüenza de sí mismo, teme que todos sepan lo que está sufriendo. Por eso muchas veces no quiere estar en un vestuario, o participar de actividades físicas grupales.

10. Muestra demasiado conocimiento sobre el sexo

Un niño abusado sexualmente puede “actuar” ese abuso. ¿Cómo? Alardeando de sus conocimientos sobre sexualidad, expresándolos en comentarios y conductas que parecen hasta bizarros para su edad.

Ocurre un embarazo o una infección sexual

Un embarazo o la presencia de una enfermedad de transmisión sexual, especialmente en las niñas menores de 14 años, es una señal de abuso. Informar al departamento de servicios sociales es el primer paso que se debe dar.

11. El menor se fuga de la casa

Muchas veces, los adolescentes que escapan de sus hogares están huyendo del abuso. Escapar es su grito de ayuda. Los riesgos de esta decisión son innumerables y pueden conllevar a otros abusos.

12. Cuando el niño habla

Ocurre en pocos casos que por sí mismo el menor se acerca a un consejero escolar, o a otro adulto en el que confía, para contarle su terrible secreto. Pero puede pasar, y hay que tomar las palabras del niño muy en serio. Desestimarlas puede causar mucho daño.

Fuentes: Holadoctor.com/ Tennyson Center for Children, Academia Americana de Pediatras, Departamento de Salud y Servicios Sociales, Child Welfare Information Gateway.