El autismo es un trastorno neurológico que se manifiesta en los primeros tres años de vida y que afecta el desarrollo de la comunicación, de la interacción social y de la conducta del paciente, además, afecta su ejecución y participación en el juego, actividades de vida diaria y académicas. Mientras más temprano es diagnosticado, mayores probabilidades hay de que el niño pueda lograr comunicarse,  desarrollar destrezas de interacción social y que disminuyan las conductas de reto.

Hay algunas personas con autismo que tienden a tener conductas repetitivas y rutinarias, pero este comportamiento no se presenta en todos los pacientes. La respuesta a los cambios es muy pobre en algunos casos y se identifican con las estructuras que tienen alrededor, por lo que hacer alteraciones a esas estructuras, les resulta en un proceso altamente traumático.

En estos momentos se desconoce a ciencia cierta cuál es el origen del autismo, aunque se habla de que la condición tiene una base genética y de que probablemente, hay factores ambientales que de alguna manera detonan mutaciones en el desarrollo del sistema nervioso central, en las primeras etapas del desarrollo durante el proceso del embarazo.

Para esta condición no existe cura pero la intervención temprana redunda en una mejor calidad de vida para estos niños y en un mejoramiento considerable de su conducta.

Estos pacientes tienen que recibir tratamientos de distintos profesionales de la salud, y la comunicación entre esos galenos es imperativa ya que redundará en beneficio para el paciente. De esa gama de profesionales, hay tres que son los que deben hacer el diagnóstico: un patólogo del habla y lenguaje, un terapista ocupacional y un sicólogo, ya que el autismo es una condición que se diagnostica por conducta observable y no mediante una prueba biológica.

El siquiatra Leo Kanner, describió en el 1943 a los niños con esta condición como unos que no tenían contacto con las personas, que estaba ensimismados y reflejaban soledad emocional. Kanner no fue el primer médico en observar estas características, pero sí fue el primero en diferenciar la condición de la esquizofrenia.

¿Qué causa el Autismo?

Los científicos no están seguros sobre la causa del autismo, pero es probable que tanto la genética como el entorno jueguen un papel en esto. Los investigadores han identificado diversos genes asociados con este trastorno.

Estudios sobre personas con autismo han encontrado irregularidades en varias regiones del cerebro. Otros estudios sugieren que la gente con autismo tiene niveles anormales de serotonina o algún otro neurotransmisor en el cerebro.

Estas anormalidades sugieren que el autismo podría resultar de la interrupción del desarrollo normal del cerebro en una etapa temprana del desarrollo fetal, causado por defectos en los genes que controlan el crecimiento del cerebro y que regulan el modo en que las neuronas se comunican entre ellas. Si bien estos hallazgos son prometedores, sólo son preliminares y requieren de estudios adicionales. La teoría de que las conductas de los padres son responsables del autismo ha sido refutada.

¿Cuántas personas padecen de Autismo?

Hasta hace poco, existía poca información relacionada con el número de niños en Estados Unidos que pudieran estar afectados. Muchas personas en general están preocupadas de que las tasas están aumentando. De acuerdo al Centro de Control de Enfermedades en Estados Unidos, uno de cada 150 niño tiene autismo.

¿Qué papel juega el factor hereditario?

Estudios recientes sugieren enfáticamente que algunas personas tienen una predisposición genética al autismo. En familias con un niño autista, el riesgo de tener un segundo niño con el mismo trastorno es, aproximadamente, un 5 por ciento, o 1 en 20.  Este porcentaje es más elevado que el riesgo que corre la población en general. Los investigadores están buscando pistas acerca de qué genes contribuyen a este aumento en la susceptibilidad.  En algunos casos, los padres y otros parientes de un niño autista muestran alteraciones leves en sus destrezas sociales y de la comunicación, o caen en conductas repetitivas. La evidencia también sugiere que algunos trastornos emocionales, tales como la enfermedad bipolar, ocurren con más frecuencia que el promedio en las familias de personas con autismo.

¿Las vacunas en la niñez contribuyen al Autismo?

Hay sospechas de que las vacunas de la niñez incluyendo la vacuna contra el sarampión / paperas / rubéola, causan autismo. Algunos padres de niños con autismo sospechan que esta vacuna, administrada alrededor de los 15 meses de edad, contribuye al autismo porque los niños a veces comienzan a demostrar síntomas del autismo durante el tiempo en que fueron vacunados. Es probable que esta sea la edad que comúnmente comienzan a aparecer los síntomas, aunque el niño no haya sido vacunado. Otra razón por la cual se sospecha que las vacunas de la niñez juegan un papel en el autismo es que, hasta recientemente, contenían un preservativo llamado “thimerosal” que contenía mercurio. Mientras que dosis altas de ciertas formas de mercurio pueden afectar el desarrollo cerebral, los estudios sugieren que “thimerosal” no lo contiene.

 

Fuente: primerahora y soloautismo