¿Dónde se encuentra el punto P?

El punto P es una zona del ano a través de la cual se estimula la próstata, de ahí el nombre. La próstata es una glándula del tamaño de una castaña que contiene una gran cantidad de terminaciones nerviosas, está situada debajo de la vejiga y al lado del recto.

El acceso más directo al punto P es a través del ano y esta es la vía que tomará el urólogo en un examen rutinario y para comprobar el estado de la próstata. Cuando el hombre está excitado, las terminaciones nerviosas de esta glándula se encuentra enervadas y más sensibles y su estimulación es muy placentera.

Si introducimos un dedo en el ano y lo dirigimos suavemente hacia el ombligo encontraremos aproximadamente a 5 cm de profundidad la próstata y la reconoceremos por tener forma de avellana o castaña. También podemos notarla presionando suavemente en la zona del periné, entre los testículos y el ano y esta puede ser una manera de estimulación algo menos directa y sin necesidad de entrar en el ano.

El orgasmo con el punto P

Se cuenta que la estimulación del punto P produce la eyaculación inmediata y en este caso no es una leyenda. De hecho se utiliza el masaje prostático en hospitales para extraer semen sin necesidad de masturbación. También es una práctica común en la reproducción asistida en animales.

Efectivamente lleva a la eyaculación pero solo vendrá unido al placer si el hombre está muy excitado. Si combinamos una alta excitación sexual con la estimulación del punto P el orgasmo se verá muy intensificado.

La barrera del ano para el hombre heterosexual

Hay personas que consideran que solo los hombres homosexuales disfrutan de la recepción del sexo anal. Esta afirmación no tiene sentido ya que la orientación sexual no determina el reparto de terminaciones nerviosas, es decir que las zonas erógenas y sensibles son las mismas independientemente de si son heterosexuales u homosexuales. Sí que es cierto que el placer obtenido de la estimulación de zonas erógenas depende en gran parte de lo que nos excite y de nuestras experiencias anteriores, así hay hombres que disfrutan de la estimulación en los pezones y otros que no. Aún así, sigue siendo independiente de la orientación sexual.

También existe el miedo irracional de volverse gay como consecuencia de disfrutar de la estimulación del ano. Como si el punto P fuese una especie de botón de transformación. Habría que reflexionar en donde se encuentra el botón de reverso para volver a ser heterosexual.

Estas creencias son del todo erróneas y en muchos casos dañinas ya que provocan ansiedad y preocupaciones innecesarias a los hombres que desean o ya disfrutan de la estimulación anal y además elevan barreras para obtener placer de todas las partes de nuestro cuerpo que nos apetezca.

Explorando el punto P en solitario

Es una buena idea comenzar a explorar esta zona primero en solitario y luego en pareja si se desea. Un momento perfecto puede ser el de la ducha, aprovechando la higiene del ano y la lubricación que da el jabón se puede empezar masajeando la zona del perineo y buscando la protuberancia de la próstata, el siguiente paso (que se puede dar ese mismo día u en otro momento) sería acariciar la entrada del ano también muy rica en terminaciones nerviosas, después introducir suavemente un dedo hasta llegar al punto P.

También podemos hacer el mismo ejercicio con un poco de lubricante y tumbado en la cama. Deberá acostarse boca arriba con las piernas abiertas y flexionadas y explorar lentamente tal como se ha descrito antes.

Una vez encontrado el punto se combina con la técnica de masturbación habitual, cada hombre puede encontrar una forma de masajear la próstata distinta y así luego podrá transmitírselo a su pareja.

Técnicas para disfrutarlo en pareja

En pareja se pueden seguir los mismos pasos pero siempre con más cuidado y con una comunicación excelente con el otro. Con las manos cubiertas de lubricante y las uñas bien recortadas se puede introducir un dedo o dos en el ano y masajear en círculos el punto P. Combinándolo con sexo oral el placer se potencia.

Otra buena manera es utilizando bolas anales que se introducirán con mucho lubricante y cuidado y se extraerán de golpe en el momento del orgasmo, al que podemos llegar con sexo oral, coital o masturbación.

Para principiantes se aconseja comenzar estimulando la zona del perineo y acceder al punto P desde allí masajeando con los dedos o con la lengua. Los más atrevidos y ya expertos en la estimulación anal pueden utilizar dildos anales, siempre teniendo en cuenta que deben ser especiales para esta zona.

Fuente: Marta Ibáñez, yahoo.com