El diccionario define la inteligencia como la capacidad de entender o comprender. Esto, según los expertos, también puede y debe aplicarse al conocimiento de la sexualidad de uno mismo y los demás. La inteligencia sexual no es un talento innato sino una habilidad que se aprende. Cuando se ejercita, sus efectos pueden ser tan placenteros como sorprendentes, según los expertos.

Para la psicóloga y sexóloga Marian Frías, uno de los componentes del concepto de la inteligencia sexual, introducido por los psicólogos estadounidenses Sheree Conrad y Michael Milburn, radica en que "cuando uno se conoce y se escucha a sí mismo, sabe cuáles son sus puntos de placer y aprende a comunicárselos a la otra persona, su vida sexual será más plena".

Ésta es una de las ideas que ha aplicado en su libro No molestar, donde invita a detenerse y darse un tiempo para uno mismo, y señala que lo más importante es conocernos como personas, saber cuáles son nuestros objetivos, sueños, capacidades y actitudes y, también, cómo somos respecto del sexo, qué es lo que nos gusta y nos hace sentir bien.

Para la autora de No molestar, el disfrute no es sólo lo que hacemos, sino la actitud que tomamos, y la conciencia que hagamos respecto a que la sexualidad es algo propio e individual, por lo que debemos conocernos muy bien y responsabilizarnos de nuestra felicidad para poder encontrarnos con el otro. "Cuanto mejor estemos con nosotros mismos y más nos amemos, mejor serán nuestras relaciones", asegura esta especialista.

¿Qué es la inteligencia sexual?

Para Conrad y Milburn, profesores e investigadores de la Universidad de Massachusetts y autores del libro Inteligencia Sexual, una gran cantidad de personas siente algún grado de insatisfacción con su vida sexual, pero no lo admiten, y al no reconocer el problema, no consiguen resolverlo. Esto sucede, según estos expertos, porque incluso en una sociedad libre de tabúes seguimos sin hablar lo suficiente con nuestra pareja acerca de nuestros deseos y necesidades sexuales.

Basándose en las conclusiones de dicha investigación, que volcaron en su libro, Conrad y Milburn destacan que tres de las claves más importantes para desarrollar la inteligencia sexual consisten en identificar aquellos ámbitos en los que les conviene centrarse para obtener una mayor satisfacción sexual, hablar de sexo con la pareja y superar las inhibiciones que desmejoran la vida erótica.

Por su parte la psicóloga Esther Morales León, señala que la sexualidad siempre nos ha parecido "algo más bien ligado a los instintos que a la inteligencia, pero la dimensión erótica de cada persona está determinada por su coeficiente de inteligencia sexual, que constituye una parcela muy importante de nuestra capacidad intelectual".

Para esta psicóloga clínica y consultora sobre sexualidad chilena ser sexualmente inteligentes y tener una vida sexual mejor no depende de la suerte, de la belleza o del sex appeal innato, sino de habilidades que las personas pueden adquirir, desarrollar y dominar con el tiempo.

Por su parte, Sonsoles Fuentes, autora de un libro también llamado Inteligencia sexual, coincide con Morales en que la inteligencia sexual no es algo innato sino que se desarrolla y se alimenta siempre que nos hagamos responsables de ella. Para Fuentes la inteligencia sexual pueden aprenderla y mejorarla todos aquellos que deseen conocer mejor su sexualidad y quieran explorar sus propios deseos y auténticas necesidades, sin prejuicios ni falsos mitos, según esta experta, que a continuación se pregunta ¿puede existir un ejercicio más placentero?.

En opinión de la autora del libro Sedúceme otra vez con la respiración consciente podemos conectar con nuestras sensaciones físicas y aumentarlas, nos volvemos sensibles al flujo respiratorio y descubrimos que podemos centrar la atención en la parte del cuerpo que deseemos y, dirigiendo ahí nuestra respiración, crear sensaciones de calidez intensa en esa zona y extenderla al resto del cuerpo.

Fuente: esmas