Un macabro asesinato se vivió en la localidad bonaerense de Guernica. Una  de 54 años masacró a su progenitora, de 94, y la escondió en el fondo de su . Lo hizo para cobrar una millonaria suma. Encima pidió ayuda para esconder el cadáver.

Conmoción y terror en la localidad bonaerense de Guernica, ante el macabro hallazgo del cadáver de una anciana, enterrado en el fondo de su propia vivienda. La víctima fue asesinada por su propia hija, con el fin de apropiarse de sus haberes jubilatorios, y luego de más de diez días de esconderlo en un ropero, le solicitó a un vecino la excavación el pozo en el patio  y cargar “un bulto”.

Alrededor de las 12 del jueves, se develó el espeluznante plan de una mujer, identificada como Gladys Mabel Sorrentino, de 54 años, en su vivienda situada en la calle 116 al 351 del Barrio San Pablo, de la localidad bonaerense de Guernica. Allí  policial arribó al lugar luego que un vecino, identificado como Ruben Miño, los alertara sobre la lapidaria confesión, la cual sin miramientos le manifestó que “¿me ayuda a cargar un bulto? Es el  de mi mamá que lo tengo en el ropero”.

Al escuchar semejante confesión, Miño salió espantado del domicilio rumbo a la policía local. En consecuencia, los agentes irrumpieron en el inmueble y se dirigieron directamente al patio trasero, donde el denunciante había realizado un pozo de 1x2 metros. Allí se encontraba el cuerpo de Margarita Rosa Altieri, de 94 años, madre de Sorrentino, enterrado en forma reciente, luego de permanecer dentro de un placard, desde el 28 de septiembre. Así lo indicaron las primeras pericias realizadas, las que también anticiparon que los causales de muerte estarían vinculados a la mecánica de asfixia conocida en la jerga policial como “submarino”.

Según informaron fuentes judiciales, la acusada le reveló a su vecino que “quería darle sepultura en la vivienda para cobrar un subsidio”. Al respecto, los investigadores tomaron conocimiento que Sorrentino cobró los haberes jubilatorios y la pensión de su progenitora, que rondan los 8 mil pesos, días después de la fecha de muerte. A su vez, no se descarta la existencia de un seguro de vida, que también haya motivado tan cobarde y horrorosa acción criminal hacia una indefensa anciana y por si fuera poco por parte de su propia hija.

Los vecinos de la escena del crimen no salían de su asombro y expresaron que Altiera gozaba de “perfecto estado de salud”, solía hacer las compras y reflejaba una lucidez notable para su avanzada edad. Además precisaron que ella y su hija llegaron a la zona a mediados de 2013.

Interviene en la causa, la UFIº 2 de Presidente Perón, a cargo de la doctora María Cristina La Rocca.

Fuente: Crónica