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El consumo de bebidas energéticas ha experimentado una notable expansión en los últimos años. Tal crecimiento se debe a esa necesidad que tenemos algunas personas de recuperar la energía perdida, esa ilusión de que nuestro cuerpo, rinda más allá de nuestras capacidades reales. Pero ¿las bebidas energéticas lo logran?

Según el investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM e ingeniero químico Agustín López Munguía, la maquinaria que es el cuerpo humano, es energéticamente muy costosa, sale caro moverla. “Para darnos una idea: con 70 kilos de peso se requieren unas 1,500 calorías solo para estar acostado en la cama 24 horas. Esta energía permite respirar, pensar, mover la sangre por el cuerpo y filtrarla, digerir, reponer las células muertas, pasar saliva, pestañear, etcétera”, señala.

De acuerdo con el investigador, salvo por la cafeína y las vitaminas, ninguna de las sustancias que contienen las bebidas energéticas son “energizantes” ni revitalizadoras y, en general, no hay evidencia de que sean responsables de muchas de las propiedades que se asegura que tienen.

Por otro lado, en el Walter Reed de Investigaciones del Ejército, Robin Toblin analizó los datos de la encuesta sobre los integrantes del servicio en zonas de guerra. Toblin comenta que los que consumieron tres bebidas energéticas al día se quedaban dormidos más seguido, que los integrantes de las tropas que bebían menos.

Llegaron a la conclusión de que las bebidas energéticas, que contienen la cafeína equivalente a   tres tazas de café o más, podrían tener un efecto boomerang en la habilidad de las personas para permanecer despiertas.

Toblin aconseja a las tropas y a los civiles por igual:  "Usen este tipo de bebidas con moderación, tanto en el número de bebidas que consumen, como por el tamaño del envase, que van de un rango de alrededor de 8 onzas hasta 24 oz."

Fuente: U.S. Department of Health and Human Services