Leyendo en Internet me encontre con este articulo:

Hace unos días un usuario desconocido de Facebook insultó a una mujer llamándola «puta». Me apresuré a subrayar que puta es un oficio y no una disposición del espíritu, menos aún del cuerpo. En pocas palabras, puta no es un insulto. Como he dicho, puta es un oficio.

No obstante, son muchos, demasiados, los que usan esta palabra para denigrar a las mujeres. Los que piensan que las mujeres que viven una vida libre, inconsciente y valerosa deben ser censuradas, en manera alguna toleradas. Porque la libertad siempre da miedo y la de las mujeres aún más.

Así pues, busqué un mail que mandé hace unos años a varias amigas, en un momento en que Italia estaba siendo sacudida por los escándalos sexuales del ex presidente del gobierno y en que la opinión pública estaba dividida: unos sostenían que la mujer podía decidir con total libertad cómo utilizar su cuerpo, en tanto que otros, que se consideraban moralmente superiores, afirmaban que las mujeres que practicaban el sexo eran inadecuadas, incorrectas.

Éste es el mensaje de aliento que envié a mis amigas

Nos gusta hacer el amor. Nos gusta hacerlo cuando somos adolescentes, nos gusta hacerlo cuando estamos embarazadas, nos gusta hacerlo cuando somos viejas. Lo hacemos con nuestros maridos, nuestros compañeros, nuestros amantes, nuestros amigos, lo hacemos con uno o varios hombres a la vez, también con las mujeres, lo hacemos de noche, en silencio, lo hacemos de día, durante la pausa para comer.

Lo hacemos porque creemos que hacer el amor estimula la creatividad, lo hacemos porque el amor nos libera, lo hacemos porque lo deseamos, lo hacemos y no nos arrepentimos. Lo hacemos por amor, lo hacemos por curiosidad, lo hacemos por costumbre, lo hacemos por profesión, lo hacemos por amor del amor, lo hacemos con o sin amor, lo hacemos porque nos queremos

Lo hacemos con los políticos, lo hacemos con los trabajadores, lo hacemos con los empleados, lo hacemos con los periodistas, incluso lo hacemos solas. Y nos reímos cuando lo hacemos. Lloramos también, a veces. Nos sentimos sucias o castas, tetas grandes o pequeñas, somos punk y también funk, llevamos perlas o zapatos bajos, esmalte rojo o tacones altos, nos recogemos el pelo, lo soltamos, decidimos si ponernos o no silicona. 

Nos gusta el sadomasoquismo, nos gusta el intercambio de parejas, nos gusta el sexo anal, nos gusta el sexo oral. Vemos películas pornográficas, leemos novelas eróticas, hablamos de sexo con nuestros amigos y amigas, nos acostamos con nuestros amigos y amigas. Nos casamos con la persona que queremos o nos casamos por error, tenemos hijos con la persona que elegimos o tenemos hijos por casualidad, trabajamos porque tenemos capacidad para hacerlo, trabajamos porque nadie nos regala el trabajo. 

No nos ofenden las mujeres que tienen una sexualidad diferente de la nuestra, no nos ofenden las mujeres que deciden de manera consciente recibir dinero a cambio, no nos ofende que el modelo femenino de otro no coincida con el nuestro. Nos ofenden los que marcan las diferencias, nos ofenden los prejuicios, nos ofenden los insultos, nos ofende la incomprensión, nos ofende quien se considera moralmente superior, nos ofende quien se considera sexualmente mejor.

Nos ofende quien se aprovecha de la vulnerabilidad de los demás. Nos ofende quien nos ofende porque teme nuestra libertad.

Fuente: http://www.gonzoo.com/starz/story/puta-no-es-un-insulto-puta-es-un-oficio-119/