El hombre no sólo consiguió alimentarse, sino que hasta ganó algo de dinero en esa región inhóspita de la península de Kamchatka. Ahora enfrenta cargos y una pena de hasta siete años de prisión

Un extraño hombre fue denunciado ante las autoridades por los pobladores de la península de Kamchatka, en la región de Siberia, informaron hoy los diarios locales.

Se trata de un joven que lleva viviendo más de una década en una pequeña caseta construida bajo tierra en el bosque siberiano y que ha sobrevivido alimentándose de los frutos de los árboles y de los peces de los lagos.

Su familia, originaria de la ciudad rusa de Taganrog, en la otra punta del país, lo había dado por muerto tiempo atrás.

El hombre, cuya identidad no fue revelada y que había convertido los frondosos bosques en su hogar, sin ningún ánimo de regresar a su antigua vida, fue denunciado por los habitantes de la localidad vecina de Radygino, quienes lo acusaron de ser un "vagabundo".

La península de Kamchatka 

Sin embargo, vestido con ropa limpia y utilizando su verdadero nombre, este hombre se presentó a la comisaría con total normalidad. Fue gracias a las investigaciones posteriores que se descubrió que se trataba de un desertor reclutado en el año 2003 y enviado a la localidad de Viliuchinsk, lugar habitado por pescadores y marineros militares.

Tras un año de servicio –en aquel entonces, el plazo de servicio militar eran dos años–, el joven huyó de su cuartel y meses más tarde sus familiares lo creyeron muerto, por lo cual la policía dejó de buscarlo.

Mientras tanto, el desertor decidió esconderse en los densos bosques de Kamchatka, conocidos por sus mosquitos, sus osos y sus ríos llenos de salmón. Allí, a unos 1.500 metros de distancia de una autopista, cavó un habitáculo en el interior de la tierra, que ocultó con tierra y ramas de árboles, informó Russia Today.

Cuando salía de allí, el joven incluso fue capaz de ganar dinero. Mientras en verano recogía bayas y setas y ayudaba a los pescadores furtivos de salmón, durante el invierno recogía y vendía chatarra, según medios rusos.

Más allá de la anécdota, este auténtico superviviente afronta cargos que pueden llevarlo a la cárcel por hasta 7 años.