¿De dónde viene el orgasmo?

El orgasmo es una respuesta total del organismo que ocurre de forma refleja ante una alta intensidad de estímulos sexuales. Estos estímulos pueden venir de forma física o mental, es decir que el orgasmo podría desencadenarse sin que hubiese ningún contacto físico en absoluto, tal y como lo hace en sueños.

Obviamente hay caminos rápidos y lentos hacia el clímax y el de la imaginación no es el más sencillo. La forma más efectiva de llegar al orgasmo es con la estimulación de las zonas erógenas, es decir aquellas que resultan más excitantes (carga psicológica erótica) o que contienen mayor concentración de terminaciones nerviosas.

Sea como sea el estímulo, la respuesta del cuerpo es exactamente la misma: el cerebro recibe las señales eróticas y ordena la producción de oxitocina que produce las consabidas contracciones placenteras en los genitales y útero. La oxitocina también se segrega en otras situaciones como el parto y la lactancia.

¿Orgasmo vaginal y clitoriano?

Sabiendo cómo se produce un orgasmo entendemos que no tiene sentido la tipología “orgasmo vaginal” y “orgasmo clitoriano” ya que el proceso fisiológico es el mismo independientemente de la zona del cuerpo que se estimule. Además, si queremos hacer una tipología según de donde venga el estímulo nos encontramos con otros “peros”. En primer lugar, deberíamos hacer una clasificación más amplia incluyendo también, como ya se ha dicho, el orgasmo en sueños (onírico podríamos llamarle). En segundo lugar, los estímulos para llegar al orgasmo rara vez vienen de un único sitio, generalmente combinamos la parte psicológica de la fantasía con varias zonas estimuladas a la vez: pecho, vagina, clítoris, nalgas, etc. En tercer lugar, toda esta tipología lo que en realidad encubre es una jerarquía y es que por lo visto ser “vaginal” es mejor que ser “clitoriana” pero la vagina precisamente no es la zona más sensible de la mujer y sus partes más erógenas son las que están rodeadas por las raíces del clítoris.

La única parte del clítoris que podemos ver claramente es la del glande, que está cubierto por un pequeño prepucio hasta que la mujer se excita, pero también tiene unas raíces que llegan a medir hasta 13 cm y que recorren bajo la piel los labios, rodean la vagina y también la uretra que se llenan de sangre con la excitación haciendo que los genitales sean una zona extraordinariamente sensible. La parte rodeada de la vagina ocupa entonces unos 3 cm desde la entrada y desde ahí se puede acceder en la parte superior a la raíz que rodea la uretra y que es conocida por todos como el “punto G”.

No todas las mujeres disfrutan de igual forma de cada parte de su clítoris, como en casi todo cada cual puede encontrar más placer en una zona que en otra. El glande del clítoris es extremadamente sensible y para algunas mujeres su estimulación directa puede ser molesta, sin embargo entre un 70% y un 80% de las féminas llega al orgasmo estimulando esta zona. El área del punto G es algo más comprometida puesto que su estimulación puede provocar unas ligeras ganas de orinar que si resultan incómodas interrumpen el placer.

La vagina, sin estimular el clítoris con sus raíces, no es particularmente sensible pero es susceptible de recibir placer como cualquier otra zona del cuerpo. Aun así solo el 1% de las mujeres llega al orgasmo solamente con penetración vaginal sin rozar el glande del clítoris, estas serían las anteriormente llamadas “mujeres de orgasmo vaginal”.

¿Por qué tipificarlo?

Durante años, esta tipificación ha sido causa de frustración para hombres y mujeres. Ellas tratando de resolver por qué eran “clitorianas” y no “vaginales” como deberían, incluso avergonzadas de admitir que necesitaban la estimulación del clítoris para llegar al clímax, agobiadas por no disfrutar de las posturas donde no se tocara esa zona… Ellos, además influidos por las películas porno que muestran a mujeres “llegando al orgasmo” prácticamente con solo introducir el pene, no entendían porque no podían provocar esa reacción en sus parejas.

Además de las ya mencionadas dificultades para tipificar un orgasmo, nos preguntamos la necesidad de hacerlo. Nunca se ha visto que se tipifique el orgasmo masculino según la manera de estimularse, o de si al hombre le satisface el roce del glande o del frenillo, ¿verdad? En cambio tenemos la imperiosa necesidad de ponerle varios nombres a lo que solo es uno: el orgasmo femenino.


Marta Ibáñez para yahoo.com