De acuerdo con estimaciones recientes del Fondo Monetario Internacional (FMI) la corrupción tiene un costo que, a nivel mundial, oscila entre los 1.5 y 2 billones de dólares, y equivale al 2% del PIB.

El dato está contenido en su informe “Corrupción: costo y estrategias de mitigación”, dado a conocer esta semana.

Si hacemos el arriesgado ejercicio de extrapolar esta relación al caso dominicano, estaríamos hablando de que la corrupción cuesta, cada año, unos 1,400 millones de dólares. Expresado en la moneda local, unos 64,000 millones de pesos.

Curiosamente, estos RD$64,000 millones se acercan mucho al dato del costo de la corrupción citado en el año 1995 por el ex presidente Leonel Fernández, si lo ajustamos al tipo de cambio actual. En ese momento, en medio de una agitada campaña electoral contra el oficialismo balaguerista, el líder peledeísta advirtió que la corrupción en República Dominicana se tragaba RD$30 mil millones cada año, que a la tasa de cambio actual supondrían unos 1,300 millones de dólares, que son equivalentes a 62,000 millones de pesos.

Si desagregamos este dato, resulta que a la sociedad dominicana la corrupción le cuesta 170 millones de pesos por día, 7 millones de pesos por hora y 118 mil pesos por minuto. Al segundo, la corrupción absorbe 1,971 pesos dominicanos.

Pese a esto, el problema no parece muy preocupante para la población actualmente. De acuerdo con la encuesta Gallup publicada en abril pasado, es uno de los menos alarmantes, junto a la violencia intrafamiliar, los feminicidios, los bajos salarios, la contaminación ambiental, la deuda externa y la pobreza extrema.

El sondeo arrojó que el 33% de los dominicanos considera que ahora hay más corrupción que años antes, pero el 33.5% entiende que hay menos y el 30.7% piensa que el problema se mantiene en el mismo nivel que antes.

Aunque les parece poco preocupante, los dominicanos tienen un elevado nivel de percepción de la corrupción, según datos de Transparencia Internacional. En el ranking de la organización, el país ocupa el puesto 103, en una lista de 168 países, y donde la posición 1 corresponde al país con menor percepción de la corrupción y la posición más alta, al de mayor percepción de la corrupción.

Efecto de la corrupción sobre el desarrollo económico

En su informe, el FMI concluye que, aunque es difícil de medir, “la corrupción puede afectar negativamente al potencial del crecimiento inclusivo”, es decir, compartido entre toda la población.

“Mediante la distorsión de las funciones del estado en distintas áreas, puede socavar la estabilidad macrofinanciera, la inversión pública y privada, la acumulación de capital humano y la productividad”, expresa el organismo.

De hecho, hace referencia a evidencia empírica que indica que cuando la corrupción sistémica afecta las funciones del Estado, la desconfianza prevalece y el capital social se deteriora.

Sostiene que son altamente nocivos los efectos de la corrupción sobre el desarrollo. Entre estos efectos, destaca:

  • La corrupción deteriora la capacidad del estado para recaudar impuestos. Esto hace que tenga ingresos más bajos, generalmente basados en sistemas fiscales altamente injustos, y menor capacidad de redistribuir la riqueza a través de un gasto social significativo.
  • Desalienta a los contribuyentes a pagar impuestos. Cuando las exenciones de impuestos se perciben como el producto de un soborno, la población está indispuesta a cumplir con las leyes fiscales porque considera que son injustas.
  • Se reduce el impulso estatal para recaudar impuestos. En los países altamente corruptos, dependientes de la ayuda, el incentivo para movilizar ingresos internos puede ser más bajo; y los estados que no aumentar los ingresos significativos son incapaces de construir instituciones que apoyan la actividad económica.
  • Obstaculiza la formulación y aplicación de la política monetaria sólida. A medida que la corrupción erosiona la capacidad del Estado para recaudar ingresos, el gobierno se vuelve más dependiente del “señoreaje”. Esto puede conducir a la dominancia fiscal y amenaza la independencia y la credibilidad de la política monetaria.
  • Desalienta el desarrollo económico y la inclusión. Los países corruptos tienden a tener menores depósitos del crédito público y menos para el sector privado, lo que interfiere en el desarrollo del sector financiero y la inclusión.
  • Debilita la supervisión financiera y la estabilidad. Las prácticas de préstamos corruptos, débil supervisión bancaria y la tolerancia regulatoria pueden poner en peligro la estabilidad del sistema financiero.
  • Aumenta el costo y la reducción de la calidad de la inversión pública. La corrupción puede distorsionar la selección de proyectos de inversión pública a través del soborno, la búsqueda de rentas y el ‘amiguismo’.
  • Reduce de la inversión privada. Los altos niveles de corrupción desalientan la inversión privada, por el pago de sobornos, por ejemplo.
  • Perjudica el acceso de los países a los mercados internacionales de crédito. Los países con mayores niveles de percepción de corrupción tienden a tener un mayor riesgo de incumplimiento, lo que aumenta sus costos de endeudamiento.

El FMI resalta que las bajas tasas de crecimiento inclusivo pueden conducir a una mayor incidencia de la corrupción dando lugar a un círculo vicioso que hace que este flagelo sea difícil de combatir.

Expresa que la lucha contra la corrupción requiere de mucho tiempo y una estrategia sólida.

“La corrupción es un fenómeno extraordinariamente complejo y tiende a persistir en el tiempo. Una estrategia contra la corrupción sólo será efectiva cuando se las arregla para convencer a los jugadores clave que las reglas del juego han cambiado de hecho. Entre otras cosas, esto requiere cambios en los incentivos, incluso a través de una amenaza creíble de persecución”, advirtió el organismo.

 

Fuente: http://www.argentarium.com/veedor/noticias/17634-fmi-corrupcion/