Son muchas las mujeres que sienten que la ley de la gravedad les está jugando una mala pasada concretamente, a la altura de su pecho donde pueden ver que cuelgan dos mamas que cada día les resulta más complicado enderezar (si es que alguna vez estuvieron a la altura deseada, ¡que a veces pedimos demasiado!).

“¿Por qué a mí?”, se lamentarán casi a diario las más perjudicadas. No hagamos drama y empecemos por el principio: lo primero que tienes que saber es que el volumen de las mamas depende de la cantidad de tejido adiposo que las forme. Exacto, la cosa va de tener más o menos grasa en la zona. Nadie está diciendo que te pongas a dieta para reducir su tamaño y que se queden tiesas porque no funciona así, pero deberías tener en cuenta que estas glándulas no poseen musculatura propia ni están sujetas al tórax, por lo que dependen de la piel que las rodea –desde la base hasta el pecho incluyendo escote y cuello– para mantenerse firmes.

Un ‘sujetador natural’ que puede fallar con el paso de los años, el consecuente envejecimiento de la piel o que no tomes ninguna medida para mantener tus pechos turgentes son algunas de las razones que pueden explicar esa caída en picado. Toma nota y verás que está en tu mano mantenerlos bien erguidos y sanos.

Agua fresca: quizás no lo sepas, pero de la que procuras beber al menos litro y medio de agua al día para eliminar toxinas y mantenerte en forma estás combatiendo la flacidez de tus senos. Si además procuras lavarlos a diario con un buen chorro de agua fría –evita la caliente porque envejece y daña la piel– para eliminar cualquier resto de sudor o restos adiposos, estarás contribuyendo a que la zona se fortalezca y a que no se acumule suciedad que pueda generar la aparición de granos e impurezas.

Cuida las posturas: durante tu adolescencia tratabas de ocultar tus pechos, y lo sabes. Postura que si no corriges a tiempo se traducirá con el paso de los años en el desarrollo de una chepa antiestética que no ayuda en absoluto a que tu busto se mantenga turgente. No hace falta que te estires como Ana Obregón, pero ¡deja de esconderlas! Camina recto y busca una buena postura para dormir y estar sentada y notarás como tus molestias en la espalda y hombros desaparecen y se traducen en unos pechos mucho más elevados.

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Ejercítalas: como decíamos, las glándulas mamarias no están compuestas en realidad por músculos, pero necesitan que los subyacentes aguanten con todo el peso. Toca mantenerlos en forma. Algo de pesas para ejercitar pectorales, hombros y tríceps –siempre boca arriba y con una pesa en cada mano– o alguna que otra ronda de flexiones de bíceps, te ayudarán a fortalecer los músculos de brazos, pecho y espalda combatiendo ese desagradable efecto de la gravedad sobre tus queridos senos.

Mímalas: igual que te das diferentes cremas hidratantes en cara o cuerpo, tus senos agradecerán algún que otro cuidado especial. Masajearlas con cremas hidratantes o aceites especializados –¡a poder ser anti estrías!– y exfoliarlas suavemente de vez en cuando con productos suaves adecuados para una piel tan sensible se notará en su turgencia y elasticidad.

La dieta es también para tus tetas: bien de proteínas para regenerar la piel y mantener en forma los músculos que mantienen tus pechos, algo de carbohidratos integrales para estar llena de energía para hacer los ejercicios recomendados y comer al menos cuatro porciones diarias de frutas y verduras para que a tu tejido mamario se mantenga joven y no le falten ni vitaminas ni minerales, serán las claves para estar sana y lucir unos pechos de infarto.

Escoge el sujetador adecuado: el drama de cientos de mujeres en el mundo reside en una prenda tan pequeña que apenas ocupa un pequeño espacio de un cajón dentro de todo un armario, pero lo cierto es que dar con un sostén que no se adapta al contorno y tamaño de nuestros pechos puede ser fatídico. Y no es tarea sencilla: además de resultarnos cómodo, los pechos tienen que estar bien cubiertos pero sin apelmazarse –para evitar ese terrible efecto de ‘teta partida’ o ‘seno doble’ que todas hemos visto sobresalir sobre nuestras camisetas ajustadas– y lo suficientemente firmes como para no tener que estar recolocando el aro durante toda la jornada. Busca ayuda profesional: no solo no se te ‘caerán los anillos’ por admitir que no sabes cuál es tu talla ideal. Con este gesto de humildad, de paso, no se te caerán los pechos.

Cuidado con el sol: ya, te encanta hacer topless para evitar la horrorosa marca del bikini o el bañador, pero debes tener cuidado con la exposición a los rayos ultravioletas ya que el fotoenvejecimiento de la piel afecta mucho más a la zona de los senos precisamente por estar normalmente cubierta. Siempre un protector más alto y mucha crema hidratante después de estar al sol.

 

Fuente: http://consejos-sexo.atresmedia.com/pechos-caidos-guia-para-cuidarlos-y-que-no-se-vengan-abajo/