“Donald Trump puede convertirse en un factor político que altere las actuales reglas de juego del planeta”, dice Lejtman (AP)

Alrededor del planeta se conoce cómo piensa Hillary Clinton y que haría con la agenda internacional si llegara a la Casa Blanca. Clinton fue primera dama, senadora por Nueva York y secretaria de Estado. Sabe cómo funcionan las Naciones Unidas, la importancia de respetar el derecho de las minorías y la implicancia de Washington en Medio Oriente. Es cierto que debe responder por los mails enviados desde un servidor privadoy que no convenció su actuación en la crisis de Bengazi, pero su hoja de ruta se ajusta a los desafíos de la agenda global y es improbable que desate una crisis mundial por ausencia de conocimiento y experiencia.

Donald Trump, en cambio, está en las antípodas de la candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos. Trump jamás participó de una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, no sabe nada de Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) y pretende expulsar a todos los latinos indocumentados que habitan suelo estadounidense. El magnate republicano, si sucede a Barack Obama, puede convertirse en un factor político que altere las actuales reglas de juego del planeta.

No es que el mundo viva horas gloriosas. El hambre mata en los cinco continentes, hay más refugiados que durante la Segunda Guerra Mundial, el cambio climático se transformó en una plaga, Rusia aspira a recuperar su imperio, ISIS pone en jaque a la sociedad global y los beneficios económicos se han concentrado en muy pocas manos.

Pero estos dramas del siglo XXI pueden mutar al nivel de hecatombe histórica si Trump llega a la Casa Blanca. El candidato republicano quiere limitar el comercio exterior de los Estados Unidos, achicar la ayuda militar y de inteligencia en Medio Oriente, recortar los gastos presupuestarios en la OTAN, reducir la actuación de Washington en los organismos multilaterales y establecer una nueva agenda diplomática con China, Rusia y la Unión Europea.

El establishment estadounidense asegura que el eventual programa internacional de Trump es sólo una falacia para conquistar los votos que le faltan para derrotar a Clinton. No es tan sencillo: si Trump triunfa, las facultades como presidente de Estados Unidos le otorgan suficiente poder para cambiar una hoja de ruta que Obama desarrolló en consenso y cierta armonía.

Si Trump triunfa, tendrá el suficiente poder para cambiar la hoja de ruta establecida por Barack ObamaSi Trump triunfa, tendrá el suficiente poder para cambiar la hoja de ruta establecida por Barack Obama

Es cierto que hubo fuertes roces con Vladimir Putin, Inglaterra está a punto de abandonar la Unión Europea e ISIS avanzó más allá de lo previsto, con sus actos terroristas y la tragedia de los refugiados. Pero los Estados Unidos, China y Alemania lograron consensos sobre asuntos complejos, se firmó un acuerdo sobre energía nuclear con Irán, América Latina está en el radar y se proyectan tratados multilaterales de comercio que benefician la cooperación y reducen la posibilidad de conflictos regionales.

Clinton es el statu quo, y quizás hasta menos que el statu quo, si se compara su pensamiento estratégico global con la perspectiva moderna que intentó aplicar Obama en sus ocho años de mandato. Trump es otra cosa: un personaje estrafalario y xenófobo que puede poner al mundo patas para arriba, con su estrategia de gobierno destinada a satisfacer sólo su propia vocación de poder.

Son elecciones cruciales. No sólo para los Estados Unidos. Su resultado puede cambiar al mundo. Para siempre.

Fuente: http://www.infobae.com/america/eeuu/2016/11/07/el-mundo-segun-trump/