El momento es inmejorable: el silencio de la noche es cómplice mientras suben al apartamento entre risas y un agradable nerviosismo. El alcohol favorece la desinhibición y la luz tenue que se cuela por la ventana es perfecta para mirar sólo lo necesario. Después de cerrar la puerta, el mundo desaparece y no queda más que entregarse al placer.

Entonces una tensa calma invade al cuerpo, que imagina lo que está por pasar segundos después. En el momento menos pensado, los besos y caricias suben de nivel mientras se pierde toda la timidez de los momentos anteriores. Nada puede cambiar el rumbo de dos personas consumiéndose en placer, jadeando y aumentando la temperatura cada vez más. La piel queda al descubierto y entonces una de las más grandes dudas masculinas invade la mente:

Todo depende de dos factores clave: el nivel de excitación, determinado por la intensidad del momento y el deseo previo, construido a partir de cada una de las expectativas que se generan en la mente de una mujer, desde el momento en que piensa en la posibilidad de tener sexo con alguien que conoce y hasta el instante en que compara la realidad con sus expectativas. Ambos factores delimitan la calidad de la relación sexual en las mujeres y son los responsables de los pensamientos, intensos o intrusivos sobre la relación sexual en desarrollo.

Conseguir el orgasmo no parece cosa fácil para las mujeres, sobre todo en aquellas parejas donde no existe la confianza para charlar abiertamente sobre sus preferencias y debido también a que existen mujeres que desconocen su propio cuerpo y no saben qué hacer para conseguir placer. Según el Journal of Sexual Medicine, el 65 % de las mujeres tuvieron su último orgasmo durante sexo vaginal, 81 % mientras recibían sexo oral y un 94 % durante el sexo anal.

A pesar de que el clítoris, el interior de la vagina, los labios vaginales y el ano están dotados de terminaciones nerviosas que se estimulan conforme aumenta la excitación sexual, el cerebro es el órgano encargado de procesar y convertir los estímulos a través de la emisión de neurotransmisores asociados a la felicidad y el placer, como la dopamina y oxitocina. No obstante, la excitación estimula de forma distinta cada punto y la mayoría de las mujeres definen el orgasmo clitoriano como el más intenso, seguido por el anal y el vaginal.

Todo depende de la excitación y el deseo previo

Una vez que el placer crece y el orgasmo se aproxima con fuerza, los pensamientos de las mujeres se concentran sólo en el instante presente: es aquí donde sale a relucir su lado más salvaje, el cerebro se estimula tanto que el umbral del dolor crece en 107 % y las oleadas de dopamina traducidas en placer provocan algo similar a la pérdida de razón. Sólo hay un objetivo en mente y el instante se hace más erótico, la mayoría de las mujeres visualizan desde fuera lo que están haciendo y no queda nada más en su cabeza que llegar al momento del éxtasis.

Sin embargo, algo muy distinto ocurre cuando el momento prometido nunca llega. Se trata de un pensamiento que es el terror de los hombres, famoso por aparecer cuando una relación sexual se alarga sin más sensación placentera para ellas. Es el paso mortal que transforma un instante de placer en un trámite engorroso.

Las imágenes de películas y series donde una mujer deja de disfrutar del sexo y crea una lista de pendientes, se pregunta qué estará haciendo su mascota o piensa qué habrá para la cena no están tan alejadas de la realidad gracias a las diferencias estructurales entre los cerebros de ambos sexos. Este fenómeno está fuertemente asociado con el sentimiento de apego y atracción hacia la pareja sexual, aumentando exponencialmente cuando se trata de sexo ocasional.

El pensamiento intrusivo: terror de los hombres

Es entonces cuando el “¿ya acabaste?” o “¿te falta mucho?” desbaratan en un segundo la ilusión de poderío que se generó en la mente del hombre. Para Barry Komisaruk, investigador de la Universidad de Rutgers especializado en la estimulación genital y la consecución de orgasmos y sus respuestas neurológicas, más del 60 % de las mujeres han pasado alguna vez por un pensamiento intrusivo durante una relación sexual, aún con su pareja estable.

A pesar de que pueda parecer una falta de respeto o una señal clara de que el hombre no está haciendo lo suficiente, la realidad es que la aparición del pensamiento intrusivo está más vinculada al estrés, la falta de confianza con la pareja en turno para describir las preferencias en el sexo o la pronta consecución de un orgasmo.

Aún con los avances de la actualidad, el orgasmo en el cerebro femenino sigue siendo un misterio para la ciencia. La complejidad del cóctel hormonal es mucho mayor que en el sexo masculino y puede estar asociado con características de nuestros antepasados para lograr la fecundación. ¿Alguna vez has experimentado la sensación de enamoramiento después de una noche de sexo casual? Descubre la causa y aprende cómo evitar enamorarte de alguien según la ciencia. Conoce la nueva terapia que promete salvar millones de relaciones de pareja a través del éxtasis: la droga que puede salvar tu relación.

Fuente: Cultura Colectiva