Las mujeres que conocen su cuerpo y saben cómo tener placer, tienen mejores relaciones íntimas con su pareja

 

Se esconden muchos mitos y tabúes alrededor de la práctica masturbatoria. Desde tiempos remotos ha sido catalogada como nociva para la salud y se la ha acusado de producir desde impotencia hasta efectos macabros tales como el crecimiento de vello en la zona de las manos, entre otras historias.

Si recurrimos a fuentes científicas, como al doctor Sigmund Freud, encontramos que la masturbación a lo largo del tiempo posterior a la adolescencia, o sea, en los años de adultez, debería desaparecer.

La masturbación femenina es un gran tabú que con el correr de los años, por suerte, va desapareciendo. Era frecuente que las chicas no pudieran contarles a sus amigas que lo hacían, ya que era el secreto más juzgado, oscuro y sucio.

Aún hoy existe gente que nunca se ha tocado y ni siquiera ha visto sus propios genitales. Usualmente las personas que menos contacto con su cuerpo y menor conocimiento de sus sensaciones tienen son aquellas que son más permeables a sufrir disfunciones sexuales, pero también otras enfermedades, como las denominadas “somáticas”.

Por ello debemos darnos permiso, aunque sea de tomarnos un minuto, desconectarnos de la mente y poner la atención en la respiración como puerta de entrada a las sensaciones del cuerpo, tantas veces adormecidas por el ritmo y la necesidad de seguir haciendo lo que tenemos que hacer.

Si además de ello podemos explorar nuestras zonas de placer, el tipo de contacto que lo provoca y la forma en que experimentamos un orgasmo, nuestra relación íntima de pareja se va a favorecer, ya que conocemos qué es lo que nos gusta y lo que nos disgusta.

Al mismo tiempo, si estamos sintiendo nuestro cuerpo, podremos responder a sus molestias, a las malas posturas o hábitos posturales. Comenzar a tener registro de ello nos conduce a la posibilidad de mejorar nuestra calidad de vida, sentirnos mejor, elegir lo que más nos reconforte y tener la capacidad para disfrutarlo. El sexo nos permite liberar tensiones, quitar el estrés y despejar las preocupaciones.

Generalmente, las mujeres que padecen la falta de orgasmo en el encuentro sexual sí logran conseguirlo por vía masturbatoria. Por supuesto que no es la solución al problema, pero sí es de gran ayuda en la búsqueda del orgasmo.