Hace unos días estuve en un centro de atención médica de nuestra ciudad y mientras esperaba mi turno para ver el doctor, veía a una “secretaria” (si eso se le podría llamar) de otro doctor tejiendo un cuadro muy quitada de bulla, concentrada, y mentalmente lejos de su entorno. A la joven no le importaba nada a su alrededor.

El pasillo estaba lleno de pacientes esperando turno. Se le acerca un joven y le pregunta por una doctora; la secretaria lo ignora y continúa con su cuadro. Luego de un rato ella le contesta sin hacer contacto visual: “ella debe estar en Nagua si no en la universidad, yo no sé, ella no trabaja los martes.” El joven le da las gracias y se marcha. “Yo no sé por qué la gente pregunta cosas sabiéndolas”, pensó la secretaria en voz alta.

Quedé asombrado con la  actitud y la falta de ética profesional de esa muchacha. Su trabajo es atender a los pacientes, no tejer cuadros.

Una secretaria o asistente debe ser cortes y atender al cliente de forma cordial, con una sonrisa en su rostro y hacer sentir al cliente importante.

Esta no es la primera vez que he visto una escena semejante a esta. La falta de servicio al cliente reina por su ausencia en muchos sectores profesionales de nuestro país. Lo he notado en otros niveles y ámbitos sociales. Hasta cuando una persona tiene un nivel académico superior se creen que son más importantes que el otro. Aunque graduados de alguna profesión carecen lo más importante: servicio al cliente.

En casi todos los niveles sociales de nuestro país se puede apreciar la falta de ética y la ignorancia que abunda en nuestro país. Que penoso es eso. Todo el mundo anda aburrido.

No comprendo si es que las empresas y organizaciones no capacitan a sus emplead@s o simplemente  los contratan sin evaluarlos; Lo que sí sé es que en muy pocos lugares existe el servicio al cliente.

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